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Lucas 10, 17-24

1 de Octubre 2016     soporte    

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+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
Los setenta y dos volvieron y le dijeron llenos de gozo: «Señor, hasta los demonios se nos someten en tu Nombre.»
El les dijo: «Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Les he dado poder para caminar sobre serpientes y escorpiones y para vencer todas las fuerzas del enemigo; y nada podrá dañarlos. No se alegren, sin embargo, de que los espíritus se les sometan; alégrense más bien de que sus nombres estén escritos en el cielo.»
En aquel momento Jesús se estremeció de gozo, movido por el Espíritu Santo, y dijo: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido. Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, como nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.»
Después, volviéndose hacia sus discípulos, Jesús les dijo a ellos solos: «¡Felices los ojos que ven lo que ustedes ven! ¡Les aseguro que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron!»

Reflexionamos

El sufrimiento ha acompañado a la humanidad desde siempre. Por una u otra razón, el sufrimiento, en forma de tristezas, traiciones, cansancios, desgracias, etc., golpea nuestras puertas. La vida, en ese sentido, es implacable. ¿Qué hacer? El hombre ha buscado en un sinnúmero de divinidades y en distintas escuelas de pensamiento una respuesta ante ese cruel absurdo, creyendo a veces que hemos sido arrojados al mundo por una divinidad lejana, o somos seres cuya vida es un simple chispazo absurdo entre dos eternidades de oscuridad. Y he aquí que Jesús afirma: “¡Alégrense porque sus nombres están escritos en el Cielo!”, es decir, hay “alguien” que nos considera, para “uno” somos muy importantes, Alguien que se preocupa de nuestra suerte y se hace amigo de camino. Jesús lo llamó “Padre”. Los disgustos, las envidias, el desaliento no van a desaparecer por pensar así, pero quizás puedas vivirlos de otra manera desde hoy al saber que tu nombre está escrito en el Cielo. Dicho en términos actuales, “Alguien” te acompaña, te rodea con sus brazos amorosos y te regala un día más de vida para que crezcas como persona en el don de sí a los demás. ¿Cómo pretendes vivir, entonces, el día de hoy?

Categories: Evangelio diario

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