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Marcos 6, 17-29

29 de Agosto 2016     soporte    

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+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.

En aquel tiempo, Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel, encadenado. El motivo era que Herodes se había casado con Herodías, mujer de su hermano Filipo, y Juan le decía que no le era lícito tener la mujer de su hermano. Herodías aborrecía a Juan y quería quitarlo de en medio; no acababa de conseguirlo, porque Herodes respetaba a Juan, sabiendo que era un hombre honrado y santo, y lo defendía. Cuando lo escuchaba, quedaba desconcertado, y lo escuchaba con gusto. La ocasión llegó cuando Herodes, por su cumpleaños, dio un banquete a sus dignatarios, a sus oficiales y a la gente principal de Galilea. La hija de Herodías entró y danzó, gustando mucho a Herodes y a los convidados. El rey le dijo a la joven: -«Pídeme lo que quieras, que te lo doy.» Y le juró: -«Te daré lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino.» Ella salió a preguntarle a su madre: -«¿Qué le pido?» La madre le contestó: -«La cabeza de Juan, el Bautista.» Entró ella en seguida, a toda prisa, se acercó al rey y le pidió: -«Quiero que ahora mismo me des en una bandeja la cabeza de Juan, el Bautista.» El rey se puso muy triste; pero, por el juramento y los convidados, no quiso desairarla. En seguida le mandó a un verdugo que trajese la cabeza de Juan. Fue, lo decapitó en la cárcel, trajo la cabeza en una bandeja y se la entregó a la joven; la joven se la entregó a su madre. Al enterarse sus discípulos, fueron a recoger el cadáver y lo enterraron.

Reflexionamos

“El rey se puso muy triste; pero, por el juramento y los convidados, no quiso desairarla. En seguida le mandó a un verdugo que trajese la cabeza de Juan” (Mc 6, 26-27).

A veces le damos excesiva atención a lo que los demás dicen. Para no caer mal, para no quedar solos, para no parecer “tontos graves” o pesados, hacemos y decimos lo que hace y dice la mayoría, a pesar de saber en nuestro interior que no está bien. El mayor profeta, tal como lo indicó Jesús, fue asesinado por una trivial promesa de un poderoso sin escrúpulos y, curiosamente, sin carácter.

Lamentablemente, esa no es una actitud aislada. En este día puedes preguntarte: ¿en qué aspectos de mi vida me guío por lo que dicen los demás, y no por mi propia conciencia? Es un primer paso hacia la madurez personal.

Categories: Evangelio diario

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