+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús dijo a sus discípulos esta parábola:
El Reino de los Cielos será semejante a diez jóvenes que fueron con sus lámparas al encuentro del esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco, prudentes.
Las necias tomaron sus lámparas, pero sin proveerse de aceite, mientras que las prudentes tomaron sus lámparas y también llenaron de aceite sus frascos.
Como el esposo se hacía esperar, les entró sueño a todas y se quedaron dormidas. Pero a medianoche se oyó un grito: “Ya viene el esposo, salgan a su encuentro”.
Entonces las jóvenes se despertaron y prepararon sus lámparas. Las necias dijeron a las prudentes: “¿Podrían darnos un poco de aceite, porque nuestras lámparas se apagan?” Pero éstas les respondieron: “No va a alcanzar para todas. Es mejor que vayan a comprarlo al mercado”.
Mientras tanto, llegó el esposo: las que estaban preparadas entraron con él en la sala nupcial y se cerró la puerta.
Después llegaron las otras jóvenes y dijeron: “Señor, señor, ábrenos”, pero él respondió: “Les aseguro que no las conozco”.
Estén prevenidos, porque no saben el día ni la hora.
Reflexionamos
“Estén prevenidos, porque no saben el día ni la hora” (Mt 25,13)
Son palabras de Jesús que invitan a caminar siempre con rectitud de mente y corazón, pues no sabemos cómo y cuándo nos puede sorprender. Esta es justamente la tensión a la que estamos invitados a vivir en este tiempo, pero a lo largo de nuestra vida. No dejarnos sorprender en algo que no vaya bien para nuestra vida, sino al contrario, estar atentos para que el Señor cuando llegue nos sorprenda en algo que sea signo de la persona, dignificando, haciendo el bien, alimentando el espíritu nuestro y el de otros. ¿Dónde has puesto tu esperanza?