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Juan 20, 11-18 – He visto al Señor y me ha dicho estas palabras.

23 de Abril 2019     Freddy Araya    

22-04-2019

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+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan

María se había quedado afuera, llorando junto al sepulcro. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados uno a la cabecera y otro a los pies del lugar donde había sido puesto el cuerpo de Jesús. Ellos le dijeron:
“Mujer, ¿por qué lloras?”
María respondió: “Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto”.
Al decir esto se dio vuelta y vio a Jesús, que estaba allí, pero no lo reconoció.
Jesús le preguntó: “Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?” Ella, pensando que era el cuidador del huerto, le respondió:
“Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo iré a buscarlo”.
Jesús le dijo: “¡María!”
Ella lo reconoció y le dijo en hebreo: “¡Raboní!”, es decir, “¡Maestro!” Jesús le dijo: “No me retengas, porque todavía no he subido al Padre. Ve a decir a mis hermanos: “Subo a mi Padre y Padre de ustedes; a mi Dios y Dios de ustedes””.
María Magdalena, fue a anunciar a los discípulos que había visto al Señor y que Él le había dicho esas palabras.

Palabra del Señor.

Reflexión

Hoy, en la figura de María Magdalena, podemos contemplar dos niveles de aceptación de Señor: imperfecto, el primero; completo, el segundo. Desde el primero, María se nos muestra como una sincera discípula de Jesús; ella lo sigue, le es heroicamente seguidora; lo busca, más allá de la muerte. En el evangelio hoy proclama: «Se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han puesto». María, de este primer momento, llora. Y en nuestra vida, en una dinámica de continua búsqueda, muchas veces nos encontramos junto a un sepulcro (problema o situación que para nosotros no tiene solución y nos causa un gran dolor, una gran pérdida). Anhelamos muchas cosas, pero nos topamos con la muerte, con la fría y desnuda roca. Todos somos Magdalena, que seguimos a Jesús hasta el sepulcro. No obstante, la buena noticia de hoy, de este martes de la octava de Pascua, nos traslada al ámbito de la fe en el Resucitado. Y, al encontrarse con El Señor, María se estremece de resurrección y de vida. ¿Consecuencia? Magdalena creyente y Magdalena apóstol: compartió la alegría de haber visto al Señor. Todo esto es para nosotros una verdadera y profunda interpelación.

Hoy no es infrecuente que en algunos momentos no se vea claro el más allá de esta vida y, que algunos duden de la resurrección de Jesús. ¿Me cuento entre ellos? Sólo se resucita en la medida en que se ama. ¿Tengo experiencia de resurrección?

Categories: Evangelio diario

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