Loading

Marcos 6, 14-29: “Este hombre es Juan, a quien yo mandé decapitar y que ha resucitado”.

8 de Febrero 2019     Freddy Araya    

28-09-2017

0
Compartidos
0

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos

El rey Herodes oyó hablar de Jesús, porque su fama se había extendido por todas partes. Algunos decían: “Juan el Bautista ha resucitado, y por eso se manifiestan en él poderes milagrosos”. Otros afirmaban: “Es Elías”. Y otros: “Es un profeta como los antiguos”. Pero Herodes, al oír todo esto, decía: “Este hombre es Juan, a quien yo mandé decapitar y que ha resucitado”.
Herodes, en efecto, había hecho arrestar y encarcelar a Juan a causa de Herodías, la mujer de su hermano Felipe, con la que se había casado. Porque Juan decía a Herodes: “No te es lícito tener a la mujer de tu hermano”. Herodías odiaba a Juan e intentaba matarlo, pero no podía, porque Herodes lo respetaba, sabiendo que era un hombre justo y santo, y lo protegía. Cuando lo oía, quedaba perplejo, pero lo escuchaba con gusto.
Un día se presentó la ocasión favorable. Herodes festejaba su cumpleaños, ofreciendo un banquete a sus dignatarios, a sus oficiales y a los notables de Galilea. Su hija, también llamada Herodías, salió a bailar, y agradó tanto a Herodes y a sus convidados, que el rey dijo a la joven: “Pídeme lo que quieras y te lo daré”. Y le aseguró bajo juramento: “Te daré cualquier cosa que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino”. Ella fue a preguntar a su madre: “¿Qué debo pedirle?” “La cabeza de Juan el Bautista”, respondió ésta.
La joven volvió rápidamente a donde estaba el rey y le hizo este pedido: “Quiero que me traigas ahora mismo, sobre una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista”.
El rey se entristeció mucho, pero a causa de su juramento, y por los convidados, no quiso contrariaría. En seguida mandó a un guardia que trajera la cabeza de Juan. El guardia fue a la cárcel y le cortó la cabeza. Después la trajo sobre una bandeja, la entregó a la joven y ésta se la dio a su madre.
Cuando los discípulos de Juan lo supieron, fueron a recoger el cadáver y lo sepultaron.
Palabra del Señor.

Reflexión

El Evangelio de hoy nos trae el martirio de San Juan Bautista y las circunstancias que le rodearon. Se trata de un caso clarísimo de prevaricación, de hacer una injusticia sabiendo que lo es. El rey en este caso abusa de su poder, actúa injustamente a sabiendas y comete un crimen en el que se mezclan los peores vicios del ser humano: el egoísmo, el miedo al “que dirán”, la lujuria, la prepotencia…Y un hombre bueno será decapitado por el odio y el rencor de quien no soporta las críticas a su actitud reprobable. Puede que este caso nos parezca extremo, exagerado; pero cuántas veces hemos actuado injustamente por capricho o interés. Hoy es un buen momento para revisar nuestra forma de proceder y poner especial atención en el efecto o las consecuencias de nuestros actos en quienes nos rodean.

¿Conoces casos de personas que han muerto víctima de la corrupción y de la dominación de los poderosos? Con nuestros actos ¿hacemos sentir a los demás como víctimas del poder y del autoritarismo?

Categories: Evangelio diario

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Valoración*