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Lucas 8, 4-15: Lo que cayó en tierra fértil son los que retienen la palabra, y dan fruto gracias a su constancia

22 de Setiembre 2018     Freddy Araya    

21. sembrando

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+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas

Como se reunía una gran multitud y acudía a Jesús gente de todas las ciudades, Él les dijo, valiéndose de una parábola: “El sembrador salió a sembrar su semilla. Al sembrar, una parte de la semilla cayó al borde del camino, donde fue pisoteada y se la comieron los pájaros del cielo. Otra parte cayó sobre las piedras y, al brotar, se secó por falta de humedad. Otra cayó entre las espinas, y éstas, brotando al mismo tiempo, la ahogaron. Otra parte cayó en tierra fértil, brotó y produjo fruto al ciento por uno”.
Y una vez que dijo esto, exclamó: “¡El que tenga oídos para oír, que oiga!”
Sus discípulos le preguntaron qué significaba esta parábola, y Jesús les dijo: “A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del Reino de Dios; a los demás, en cambio, se les habla en parábolas, para que miren sin ver y oigan sin comprender.
La parábola quiere decir esto: La semilla es la Palabra de Dios. Los que están al borde del camino son los que escuchan, pero luego viene el diablo y arrebata la Palabra de sus corazones, para que no crean y se salven.
Los que están sobre las piedras son los que reciben la Palabra con alegría, apenas la oyen; pero no tienen raíces: creen por un tiempo, y en el momento de la tentación se vuelven atrás.
Lo que cayó entre espinas son los que escuchan, pero con las preocupaciones, las riquezas y los placeres de la vida, se van dejando ahogar poco a poco, y no llegan a madurar. Lo que cayó en tierra fértil son los que escuchan la Palabra con un corazón bien dispuesto, la retienen, y dan fruto gracias a su constancia”.
Palabra del Señor.

Reflexión

Una parábola no es una simple comparación. La parábola busca cuestionar, preguntarnos, y hasta confundirnos. Y lo notamos en esta lectura. ¿Qué sembrador se arriesgaría a tirar semillas en donde seguramente no ha de crecer nada o se pueda desperdiciar? Y la respuesta debería ser: ninguno. Y aquí es donde resalta la fuerza de la predicación de la palabra que como semilla sembrada siempre buscará una tierra para crecer. Como bien explica Jesús mismo en esta parábola, Él es el sembrador y la semilla es la Palabra de Dios. Hay algo que no debemos perder de vista y es que la Palabra de Dios es semilla fecunda, capaz de germinar y de dar frutos de vida eterna. Así que si no hay cosecha, el problema no es de la semilla, no es de la Palabra de Dios, sino de la tierra donde cae esta semilla. Así que en este sentido el texto es muy claro mostrando las cuatro tipos de tierra diferentes. Miremos en nuestro interior y preguntémonos qué clase de terreno somos y si verdaderamente estamos asumiendo en nuestra vida la Palabra de Dios para que dé fruto, al ciento por uno, como nos dice Lucas.
En este mes de la Biblia, preguntémonos ¿Cuáles son los frutos que la Palabra de Dios está produciendo en nuestra vida y en nuestra comunidad?

Categories: Evangelio diario

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