El discípulo fue a visitar al maestro en el lecho de muerte. – Déjame en herencia un poco de tu sabiduría – le pidió. El sabio abrió la boca y pidió al joven que se la mirara por dentro: “¿Tengo lengua?” – Seguro – respondió el discípulo. – ¿Y los dientes, tengo aún dientes? – No – replicó el discípulo -. No veo los dientes. – ¿Y sabes por qué la lengua… read more