Fue así como Margarita imprimió en las mentes de sus hijos la idea de un Dios personal, siempre presente ante ellos. La presencia constante y personal de Dios sería para Don Busco una convicción arraigada. Desde entonces, comenzó a vivir bajo la mirada del Dios de la oración del padrenuestro, un Dios de infinita majestad, pero también un Dios infinitamente amoroso que nos da nuestro «pan de cada día», perdona nuestros pecados… read more