+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
Jesús entró en un pueblo, y una mujer que se llamaba Marta lo recibió en su casa. Tenía una hermana llamada María, que sentada a los pies del Señor escuchaba su Palabra.
Marta, que estaba muy ocupada con los quehaceres de la casa, dijo a Jesús: “Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola con todo el trabajo? Dile que me ayude”.
Pero el Señor le respondió: “Marta, Marta, te inquietas y te agitas por muchas cosas, y sin embargo, una sola cosa es necesaria. María eligió la mejor parte, que no le será quitada”.
Reflexión
En el Evangelio de hoy, queremos destacar en primer lugar, como se nos muestra que no hay lugar en dónde Jesús no se haga escuchar. Podrá ser en una sinagoga, un monte, la orilla de un lago, o una casa. De este modo la universalidad de Jesús nos enseña a no distinguir lugares ni personas a la hora de anunciar el Reino. En segundo lugar, en las figuras de María y Marta, se nos ofrecen hoy dos dimensiones de la acogida, el servicio diligente a las necesidades de los demás y la atención a su intimidad;Jesús nos invita a que la escucha y acogida debe ser total: al cuerpo y al espíritu.
A la luz de este Evangelio me puedo preguntar… ¿Cuánto hay en cada uno de nosotros de Marta y cuánto de María?