Tener fe es como llevar una linterna en una excursión nocturna. El paisaje no cambia al ser iluminado, ni disminuye el cansancio de la marcha. Pero el que tiene la linterna ve mejor cómo es la espesura y camina con un poco más de seguridad. El peso de la linterna le puede exasperar a veces, o las sombras producidas hacerle imaginar feroces fantasmas, pero gracias a la linterna será más difícil que tropiece y caiga, y se sentirá satisfecho de poder prestar una ayuda a los demás.
¿Qué le dices al Señor, al finalizar el día?