Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos.
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Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán la tierra.
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Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.
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Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.
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Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
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Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
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Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
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Bienaventurados los perseguidos a causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos.
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Bienaventurados seréis cuando os injurien, os persigan y digan contra vosotros toda clase de calumnias por mi causa. Alegraos y regocijaos porque vuestra recompensa será grande en el cielo.
¿Qué te dice el Señor en este día que concluye?