Su opción por los pobres y los pequeños: los niños que gritan en el Templo, los ciegos y los cojos a quienes sana después de volcar las mesas de los cambistas de dinero, la viuda pobre que echa sus moneditas en el cofre de las ofrendas, los pobres, e inválidos, invitados a la gran cena en la parábola del banquete (Mt 22, lss.; Lc 14, 15ss.). Toda esta gente, que representa a la muchedumbre excluida que espera la consolación mesiánica, constituye el entorno de Jesús en sus últimos días, en contraste con los sabios y poderosos que no comprenden su mensaje. “¿No han leído ustedes la Escritura que habla de esto? Con los cantos de los pequeños, de los niñitos de pecho, has dispuesto tu alabanza?” (Mt 21, 16; Salmo 8, 3). El estilo pobre y sencillo de su presentación mesiánica: “mira, tu Rey viene a ti, humilde, montado en un burro, en un burrito, cría de una bestia de carga” (Mt 21, 5; Zac 9, 9).
¿Qué le dices al Señor antes de finalizar el día?
¿Qué te dice el Señor en este día que concluye?