La solidaridad con los crucificados de este mundo, en los que está presente Jesús, lleva consigo la necesidad de dar vuelta a lo que el sistema opresor considera como bueno. Los que cargan la cruz de Cristo se oponen tenazmente a este sistema y denuncian sus falsos valores y prácticas. Lo que el sistema llama justo y bueno, en realidad es injusto, discriminatorio.
Quien sigue a Jesús desenmascara al sistema y por eso sufre violencia de su parte. Sufre en razón de otro orden: la justicia y el orden de Dios. Sufre sin odiar; soporta la cruz sin huir de ella. La carga por amor a la verdad y a las y los crucificados, por quienes ha arriesgado su seguridad personal. Así hizo Jesús. Su seguidor sufre también. De este modo Dios anula la “sabiduría” y la “justicia” de este mundo.
¿Qué es lo que hoy se llama como justo y bueno y que en realidad no lo es?
¿Qué te dice el Señor en este día que concluye?