Jesús dijo a sus discípulos:
“En los días del Hijo del hombre sucederá como en tiempos de Noé. La gente comía, bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca y llegó el diluvio, que los hizo morir a todos.
Sucederá como en tiempos de Lot: se comía y se bebía, se compraba y se vendía, se plantaba y se construía. Pero el día en que Lot salió de Sodoma, cayó del cielo una lluvia de fuego y de azufre que los hizo morir a todos. Lo mismo sucederá el Día en que se manifieste el Hijo del hombre.
En ese Día, el que esté en la azotea y tenga sus cosas en la casa no baje a buscarlas. Igualmente, el que esté en el campo no vuelva atrás. Acuérdense de la mujer de Lot. El que trate de salvar su vida la perderá; y el que la pierda la conservará.
Les aseguro que en esa noche, de dos que estén en el mismo lecho, uno será llevado y el otro dejado; de dos mujeres que estén moliendo juntas, una será llevada y la otra dejada”.
Entonces le preguntaron: “¿Dónde sucederá esto, Señor?” Jesús les respondió: “Donde esté el cadáver, se juntarán los buitres”.
Reflexionamos
El texto de hoy es la continuación del evangelio de ayer en el cual los fariseos interrogan a Jesús acerca de cuándo llegará el Reino de Dios. El Señor no da una respuesta exacta acerca de la instauración de este Reino, más bien describe sucesos que han de entenderse en la mentalidad de la época para señalar la llegada de ese día. Sin embargo, nosotros podemos caer en considerar que sólo a través de nuestros esfuerzos se instaura la soberanía de Dios, dejando de lado que todo es iniciativa de Él, lo cual muchas veces es imperceptible. ¿Soy capaz de mirar mi comunidad cristiana y descubrir en ellas pequeñas cosas que señalan que el Reino de Dios ya está aquí?