+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Jesús iba enseñando por las ciudades y pueblos, mientras se dirigía a Jerusalén. Una persona le preguntó: «Señor, ¿es verdad que son pocos los que se salvan?».
Él respondió: «Traten de entrar por la puerta estrecha, porque les aseguro que muchos querrán entrar y no lo conseguirán. En cuanto el dueño de casa se levante y cierre la puerta, ustedes, desde afuera, se pondrán a golpear la puerta, diciendo: «Señor, ábrenos.» Y él les responderá: «No sé de dónde son ustedes.»
Entonces comenzarán a decir: «Hemos comido y bebido contigo, y tú enseñaste en nuestras plazas.» Pero él les dirá: «No sé de dónde son ustedes; ¡apártense de mí todos los que hacen el mal!»
Allí habrá llantos y rechinar de dientes, cuando vean a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, y ustedes sean arrojados afuera. Y vendrán muchos de Oriente y de Occidente, del Norte y del Sur, a ocupar su lugar en el banquete del Reino de Dios.
Hay algunos que son los últimos y serán los primeros, y hay otros que son los primeros y serán los últimos.»
Reflexionamos
Las palabras de Jesús son de gran actualidad. Sí, porque donde algunos creen que la salvación, la vida plena o cómo designe a la existencia posterior a esta, está reservada sólo a los católicos, o sólo a los cristianos, o sólo a los creyentes, Jesús es enfático al decir que es necesario entrar por la puerta estrecha. ¿Y quién entra por una puerta estrecha sino quien es pequeño y/o quien no está “inflado”? Ahí uno percibe rasgos de la humildad y, por contraste, con la poca hinchazón que causa el ego. Para pasar a través de ella bastará que alguien sepa amar con sencillez, no el haber participado de ritos litúrgicos o haber leído mil veces el libro sagrado. Sólo el amor nos emparenta con quien es el Amor en persona. No es raro, entonces, que a quienes no han amado, les diga el Señor: «No sé de dónde son ustedes». Por eso, en el banquete del Reino, se sentarán muchos budistas, hindúes, ateos, agnósticos, junto a innumerables cristianos.
¿De qué modo te estás preparando para entrar por esa puerta angosta que lleva al banquete del Reino?