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Señor, tú me entregaste dos talentos

27 de Agosto 2016     soporte    

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Te invitamos a leer detenidamente.
Mateo 25, 14 – 27.
Escuchen también esto. Un hombre estaba a punto de partir a tierras lejanas, y reunió a sus servidores para confiarles todas sus pertenencias.  Al primero le dio cinco talentos de oro, a otro le dio dos, y al tercero solamente uno, a cada cual según su capacidad. Después se marchó.
 El que recibió cinco talentos negoció en seguida con el dinero y ganó otros cinco.  El que recibió dos hizo otro tanto, y ganó otros dos.  Pero el que recibió uno cavó un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su patrón.
 Después de mucho tiempo vino el señor de esos servidores y les pidió cuentas. El que había recibido cinco talentos le presentó otros cinco más, diciéndole: «Señor, tú me entregaste cinco talentos, pero aquí están otros cinco más que gané con ellos.» El patrón le contestó: «Muy bien, servidor bueno y honrado; ya que has sido fiel en lo poco, yo te voy a confiar mucho más. Ven a compartir la alegría de tu patrón.»
 Vino después el que recibió dos, y dijo: «Señor, tú me entregaste dos talentos, pero aquí tienes otros dos más que gané con ellos.»  El patrón le dijo: «Muy bien, servidor bueno y honrado; ya que has sido fiel en lo poco, yo te confiaré mucho más. Ven a compartir la alegría de tu patrón». Por último vino el que había recibido un solo talento y dijo: «Señor, yo sabía que eres un hombre exigente, que cosechas donde no has sembrado y recoges donde no has invertido.  Por eso yo tuve miedo y escondí en la tierra tu dinero. Aquí tienes lo que es tuyo.»
Pero su patrón le contestó: «¡Servidor malo y perezoso! Si sabías que cosecho donde no he sembrado y recojo donde no he invertido,  debías haber colocado mi dinero en el banco. A mi regreso yo lo habría recuperado con los intereses.

Antes de terminar tu día: trata de entrar tú mismo en esta escena, como si tu fueras una de las personas que está escuchando a Jesús.  Mira a Jesús cuando relata esta parábola y fíjate en los rostros de las personas que lo escuchan, mira los gestos que hacen.  Escucha bien los comentarios que deben estar haciendo.
Lo importante no es cuántos talentos recibimos sino lo que hacemos con ellos. Si los escondemos, entonces son inútiles y no producen fruto, pero si los usamos, entonces se multiplican sus frutos.
Imagínate que tú estás delante de Dios y el te está entregando talentos y cualidades: ¿Cuáles son los talentos que Dios me ha regalado?  ¿Qué hago con ellos hoy ? ¿Qué puedo hacer con ellos?
¿Qué te dice el Señor luego de este día?

Categories: Buenas Noches

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