El Señor siembra siempre y en toda la tierra

Te invitamos a leer detenidamente.  
Mateo 13, 1-9.  El Señor Jesús, les decía: “El sembrador salió a sembrar.  Y mientras sembraba, unos granos cayeron a lo largo del camino: vinieron las aves y se los comieron.  Otros cayeron en terreno pedregoso, con muy poca tierra, y brotaron en seguida, pues no había profundidad.  Pero apenas salió el sol, los quemó y, por falta de raíces, se secaron.  Otros cayeron en medio de cardos: éstos crecieron y los ahogaron.  Otros granos, finalmente, cayeron en buena tierra y produjeron cosecha, unos el ciento, otros el sesenta y otros el treinta por uno”.

Es el Señor quien siembra y es El también quien prepara la tierra, quien la riega, quien cosecha y quien obtiene fruto.
El Señor siembra siempre y en toda la tierra.  También en la tuya.  Cada uno de nosotros es un campo en donde se siembra la palabra.
Para que el fruto se produzca es necesario un tiempo de germinación, que no se puede apurar y que es distinto en cada uno.  Es igual en nosotros; la palabra del Señor se introduce en nosotros de modo distinto en cada uno.
Jesús es el Reino y está aquí, se desarrolla como la pequeña semilla, y nada podrá detenerlo, a menos que nosotros lo rechacemos o nos resistamos a él.
Tú eres este terreno; la semilla existe, y depende de ti ser piedra o espinas.
¿Qué te dice el Señor hoy antes de dormir? Exprésala a Dios lo que sientes y deseas.