+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
En aquel tiempo, habló Jesús diciendo: ¡Ay de ustedes, letrados y fariseos hipócritas, que cierran a los hombres el Reino de los Cielos! Ni entran ustedes, ni dejan entrar a los que quieren. ¡Ay de ustedes, letrados y fariseos hipócritas, que devoran los bienes de las viudas con pretexto de largas oraciones! Su sentencia será por eso más severa. ¡Ay de ustedes, letrados y fariseos hipócritas, que viajan por tierra y mar para ganar un prosélito, y cuando lo consiguen, lo hacen digno del infierno el doble que ustedes! ¡Ay de ustedes, guías ciegos, que dicen: «Jurar por el templo no obliga, jurar por el oro del templo sí obliga»! ¡Necios y ciegos! ¿Qué es más, el oro o el templo que consagra el oro? O también: «Jurar por el altar no obliga, jurar por la ofrenda que está en el altar sí obliga». ¡Ciegos! ¿Qué es más, la ofrenda o el altar que consagra la ofrenda? Quien jura por el altar, jura también por todo lo que está sobre él; quien jura por el templo, jura también por el que habita en él; y quien jura por el cielo, jura por el trono de Dios y también por el que está sentado en él.
Reflexionamos
“¡Ay de ustedes, letrados y fariseos hipócritas, que cierran a los hombres el Reino de los Cielos! Ni entran ustedes, ni dejan entrar a los que quieren” (Mt 23,13).
Hay que prestar mucha atención a la arbitrariedad de ciertas imposiciones de tipo religioso. La religión es cuestión del corazón en su relación con Dios y con los hombres. Muchas veces nosotros mismos podemos tener actitudes que alejen de Dios a las personas. Especialmente cuando decimos mucho pero no practicamos eso que anunciamos. Jesús lanza una advertencia que es muy real: cierran a los hombres el Reino de los cielos, pero ¿quién son ustedes para hacer eso?, y además están poniendo las seguridades de que ustedes si pueden entrar en las puras convicciones personales no en la riqueza y seguridad del Señor. ¿Dónde estás poniendo tu confianza hoy?