+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos
Juan le dijo a Jesús: “Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu Nombre, y tratamos de impedírselo porque no es de los nuestros”. Pero Jesús les dijo: “No se lo impidan, porque nadie puede hacer un milagro en mi Nombre y luego hablar mal de mí. Y el que no está contra nosotros, está con nosotros”.
Palabra del Señor.
Reflexión
El Evangelio según San Marcos nos está presentado la segunda instrucción de Jesús a sus discípulos sobre la Cristología y el Discipulado, esta instrucción se centra en el Reino de Dios y en las exigencias que pone el Señor para entrar en él. Empieza Jesús con el segundo anuncio de la pasión (como leímos ayer martes) y sigue con una enseñanza sobre el servicio, ya que los discípulos estaban discutiendo sobre quién era el más grande; como ejemplo el Señor coloca un niño, por la insignificancia que los niños tenían en ese tiempo, así “el que quiera ser el primero tiene que hacerse el último”; lo que pasa es que, a diferencia de cómo se actúa en lo mundano, en el Reino de Dios se es grande no por el puesto que se ocupa sino porque se acoge con amor a los que no tienen grandeza, tal y como lo hace Cristo Jesús. Como una muestra de las preocupaciones de los discípulos por el prestigio y la grandeza aparece el enojo de Juan y de los demás para con un “exorcista anónimo” (ver Hch 19,13-14; Hch 3,16) que usa, con éxito, el Nombre de Jesús (ver Mc 1,24; 5,7) para expulsar demonios, al cual le prohíben hacerlo; este acontecimiento recuerda una situación similar narrada en Nm 11,26-29, donde Eldad y Medad profetizan sin la debida autorización de Moisés (ver Jl 3,1-2; Hch 2,17-21). Tanto Moisés en el AT como Jesús en el NT se muestran tolerantes con la situación de esos profetas o de ese exorcista anónimo. Jesús piensa que nadie que use su Nombre para hacer el bien puede hablar mal de Él, por eso se muestra tolerante y exhorta a sus discípulos a hacer lo mismo y no buscar exclusividad sectaria y monopolizadora, ni elitismo, ni prestigio vacío.
¿He cultivado en mi vida una actitud de servicio? ¿Busco prestigio, alabanzas y reconocimiento? ¿Tengo una actitud de cerrazón o soy tolerante?