+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
Jesús tomó la palabra y dijo:
Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y Yo los aliviaré. Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana.
Palabra del Señor.
Reflexión
El Evangelio según San Mateo nos está presentando una breve Proclama de Revelación (Mt 11,25-30) en la cual Jesús aparece como el revelador de la sabiduría divina. Ayer hemos leído las dos primeras partes de este discurso, una era la acción de gracias por la revelación (Mt 11,25-26) y la otra el contenido de la revelación (Mt 11,27); hoy el evangelista nos presenta la tercera parte que corresponde a la “invitación a la Revelación”. Estos versículos son muy antiguos y provienen de la “fuente de dichos” llamada “Documento Q” (también con referencia en Marcos 13,32) y en las palabras del Maestro nazareno podemos ver un paralelo con Eclesiástico 51,22-30. El Señor habla aquí como la Sabiduría personificada (ver Proverbios 8) y con las características femeninas de otorgar descanso y relax a quienes están cansados por el trabajo; Jesús que es la Sabiduría extiende a todos (“vengan a mí todos”) la invitación a descansar: a los excluidos por los fariseos y también a los mismos fariseos. Los rabinos judíos hablaban del yugo para referirse a la Torá (Ley de Moisés) y al reino; pero el yugo de Jesús es la interpretación que Él hace de la Ley. Esto trae como consecuencia que el discípulo (a) debe aprender de Jesús y debe aprender siempre, porque siempre debe ser discípulo (a), puesto que el Señor Jesús es el modelo de maestro y también es la materia de aprendizaje, en definitiva, el Maestro Nazareno es la Torá (la Ley) personificada. Por último, en contraste con la enseñanza de los fariseos indescriptiblemente extensa y llena de normas humanas, la enseñanza de Jesús es cuantitativamente más fácil por su brevedad y por centrarse en lo esencial, el amor a Dios y al prójimo, pero también más difícil por todas las exigencias que ese amor indiviso implica.
¿Creo que en Jesús puedo encontrar descanso? ¿Creo que en Jesús puedo encontrar sabiduría? ¿Creo que la sabiduría consiste en amar a Dios y al prójimo?