+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
Jesús dijo a sus discípulos:
Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal pierde su sabor ¿con qué se la volverá a salar? Ya no sirve para nada, sino para ser tirada y pisada por los hombres.
Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad situada en la cima de una montaña. Y no se enciende una lámpara para meterla debajo de un cajón, sino que se la pone sobre el candelero para que ilumine a todos los que están en la casa.
Así debe brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en ustedes, a fin de que ellos vean sus buenas obras y glorifiquen a su Padre que está en el cielo.
Palabra del Señor.
Reflexión
Después de la última bienaventuranza (Mt 5,11-12), que exhortaba a perseverar en la persecución, el Evangelio según San Mateo nos trae tres imágenes que usa Jesús para fortalecer la llamada a los discípulos a ser fieles al mensaje del Evangelio: la sal, la luz y la ciudad. Es una llamada personal, por eso el Maestro usa las palabras vosotros-ustedes, vuestra y vuestro; y la llamada es a servir al mundo, aunque sean perseguidos. El mensaje del Señor Jesús debe ser llevado y testimoniado a todos los hombres, eso hace de cada discípulo(a) un misionero(a). Primero la sal, la cual es un elemento indispensable para la vida; en tiempos de Jesús la sal tenía múltiples usos: sazonar los alimentos, purificarlos y conservarlos, salar las ofrendas a Dios, establecer lazos, sellar alianzas entre las personas, servir de agente químico para el combustible del horno de tierra y para mantener el fuego. Segundo la luz, tiene un simbolismo universalmente reconocido: disipa las tinieblas, alegra e ilumina con su resplandor, normalmente se asocia la luz a Dios y su relación con los seres humanos. Tercero, la ciudad situada en la cima de una montaña, que está a la vista de todos, se puede referir a Safed o Hipos en Galilea o a la misma Jerusalén en Judea. Las tres imágenes usadas por Jesús indican la misión de los discípulos; cada discípulo(a) debe ser luz con sus buenas obras brillando a la vista de todos, siendo signo de Dios para el mundo; cada discípulo(a) debe ser sal que condimenta y purifica a la comunidad humana y que aviva la llama que ilumina y da vida; cada discípulo(a) debe ser como la ciudad elevada, su testimonio debe ser dado a la vista de todos, para que todos al ver su modo de vida glorifiquen a Dios.
¿Cuál de las tres imágenes me identifica más? ¿Cuál de las tres imágenes me cuesta más vivir?