+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan
A la Hora de pasar de este mundo al Padre, Jesús dijo a sus discípulos: “No se inquieten.
Crean en Dios y crean también en mí. En la Casa de mi Padre hay muchas habitaciones; si no fuera así, ¿les habría dicho a ustedes que voy a prepararles un lugar?
Y cuando haya ido y les haya preparado un lugar, volveré otra vez para llevarlos conmigo, a fin de que donde Yo esté, estén también ustedes.
Ya conocen el camino del lugar adonde voy”.
Tomás le dijo: “Señor, no sabemos adónde vas. ¿Cómo vamos a conocer el camino?”
Jesús le respondió:
“Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre, sino por mí”.
Palabra del Señor.
Reflexión
Estamos en la quinta semana del Tiempo de Pascua. El evangelio de hoy corresponde a la celebración de la Fiesta de los Santos apóstoles Felipe y Santiago, es lo que se llama “lectura propia”, porque en ella se nombra al santo que se celebra, en este caso corresponde a Felipe. En efecto este apóstol es protagonista de un momento muy importante de revelación por parte de Jesús. Antes de Jesús estaba claro que nadie podía ver a Dios; aunque algunos personajes en el Antiguo Testamento tenían ciertas experiencias (Moisés, Abraham, Elías, Jacob) el pueblo en general sentía la presencia y compañía del Señor, pero no lo podía ver. Esto lo cambia Jesús; Él con toda claridad le dice a Felipe que el que lo ve a Él ve al Padre Dios, así de simple, así de concreto, así de profundo, así de maravilloso. Jesús ve que hay muchas personas que lo siguen, que lo escuchan (discípulas y discípulos), pero no todos entienden la profundidad de su ser, la muestra es el mismo Felipe que no se conformaba con ver a Jesús, sino que esperaba ver una Teofanía, es decir una manifestación “espectacular” del Padre Celestial; por esta razón Jesús hace una exhortación fuerte: “créanme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mi”. Esta es la verdadera identidad de Jesús: ver a Jesús es ver a Dios, amar a Jesús es amar a Dios, conocer a Jesús es conocer a Dios, escuchar a Jesús es escuchar a Dios. Jesús es el acceso a Dios. Felipe pasó casi tres años con Jesús, pero no le conocía del todo, pero cuando lo descubrió en todo su ser, dedicó su vida a darlo a conocer a toda persona que quisiera escucharlo y la final derramó su sangre por amor a Él.
En un momento de oración personal en silencio, en medio de esta pandemia, puedo orar, diciendo, leyendo, meditando la Profesión de Fe: el CREDO
