+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan
A la Hora de pasar de este mundo al Padre, Jesús dijo a sus discípulos: Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador. Él corta todos mis sarmientos que no dan fruto; al que da fruto, lo poda para que dé más todavía. Ustedes ya están limpios por la palabra que Yo les anuncié.
Permanezcan en mí, como Yo permanezco en ustedes. Así como el sarmiento no puede dar fruto si no permanece en la vid, tampoco ustedes, si no permanecen en mí. Yo soy la vid, ustedes los sarmientos.
El que permanece en mí, y Yo en él, da mucho fruto, porque separados de mí, nada pueden hacer. Pero el que no permanece en mí, es como el sarmiento que se tira y se seca; después se recoge, se arroja al fuego y arde. Si ustedes permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y lo obtendrán.
La gloria de mi Padre consiste en que ustedes den fruto abundante, y así sean mis discípulos.
Palabra del Señor.
Reflexión
Como es tradicional, desde hace muchos siglos, seguimos leyendo el Evangelio según San Juan durante el Tiempo de Pascua que ya va en su quinta semana (de un total de siete). Entramos en el capítulo quince del cuarto evangelio que nos trae una sección (Jn 15,1-17) con la enseñanza de cómo debe ser el verdadero o auténtico discípulo, cuya primera parte leemos hoy, la cual trae, mezclados, el lenguaje alegórico de la Vid y los sarmientos con el lenguaje directo del Maestro que se presenta como Yo soy, afirmación que hace referencia al Nombre de Dios en el Antiguo Testamento: Yahvé, que se puede traducir como “Yo soy el que soy” (Ex 3,14). Para entender bien la metáfora del Maestro Nazareno la idea clave es la de “permanecer”, el verdadero discípulo debe permanecer en la Palabra de Jesús, no hay otra forma, los sarmientos (o sea discípulas y discípulos) deben estar unidos a la Vid (que es Jesús) para tener vida. Esta metáfora o alegoría hunde sus raíces en el Antiguo Testamento donde el árbol es signo de lo viviente y donde también Israel es la Viña como la plantación de Dios (ver Sal 80,15-18). Por lo tanto “Yo soy la verdadera Vid” (Jn 15,1) hace referencia a Israel, el Mesías se convierte en Israel, esto quiere decir que, en condición de salvación se encuentran únicamente aquellos (as) que han aceptado al Señor Jesús como el Enviado del Padre, no basta con ser parte del “pueblo elegido”, es necesario estar donde está el verdadero Israel, esto es, donde están los hijos de Dios engendrados por el Espíritu Santo y unidos a Jesús el Mesías. En definitiva, la Iglesia es Israel y la salvación dada por Jesús requiere “permanecer”, “dar frutos” y “guardar los mandamientos”.
¿Qué significa para mí que sólo se puede vivir unido a Jesús? ¿He aceptado a Jesús como el único que puede salvarme? ¿De qué manera yo permanezco unido (a) Jesús?