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Lucas 17, 7-10: Somos Unos Pobres Siervos, Hemos Hecho Lo Que Teníamos Que Hacer

14 de Noviembre 2023     Freddy Araya    

01-11-2017

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+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas

Jesús dijo a sus discípulos:
Supongamos que uno de ustedes tiene un servidor para arar o cuidar el ganado. Cuando éste regresa del campo, ¿acaso le dirá: “Ven pronto y siéntate a la mesa”? ¿No le dirá más bien: “Prepárame la cena y recógete la túnica para servirme hasta que yo haya comido y bebido, y tú comerás y beberás después”? ¿Deberá mostrarse agradecido con el servidor porque hizo lo que se le mandó?
Así también ustedes, cuando hayan hecho todo lo que se les mande, digan: “Somos simples servidores, no hemos hecho más que cumplir con nuestro deber”.

Palabra del Señor.

Reflexión

Avanzamos hoy en la lectura semi continua del Evangelio según San Lucas (recordemos que antes hemos leído los evangelios según San Marcos y San Mateo). Con los cuatro versículos de hoy terminamos la narración de la segunda parte del viaje de Jesús hacia Jerusalén (Lc 13,22-17,10). Al comenzar el capítulo diecisiete, el evangelista, nos presenta una sección con varias recomendaciones del Señor vinculadas a la vida comunitaria, que leímos ayer. Termina esta sección con la parábola del siervo, que leemos en el día de hoy. Esta parábola describe, claramente, la actitud que debe tener la persona humana ante Dios, esta debe ser una actitud de servicio y humildad ante Él. Todo lo que somos lo recibimos de Dios y todo lo que recibimos de Él lo recibimos en forma gratuita: todo es gracia (Ver 1 Cor 4,7); toda nuestra vida debe ser nuestra respuesta agradecida a esta inmerecida gracia de Dios y no una búsqueda de recompensa, recordemos que no podemos merecer ante Dios. Al narrar esta parábola Jesús se opone a la mentalidad que tenían los fariseos, que pensaban que, cumpliendo las obras de la Ley, podían obligar a Dios a recompensarlos por su comportamiento. Por el contrario, Jesús piensa que todos los dones que Dios otorga al siervo fiel no constituyen un derecho que se pueda reivindicar, sino que son pura gracia, son dones gratuitos. Sobre esta parábola comenta San Ambrosio que Jesús «quería prevenir a sus apóstoles para que estuvieran lejos de la vanagloria… [ya que] aspirar a la gloria humana y practicar las buenas acciones con ese fin no vale de nada. Si después de hacer el bien, el orgullo hincha el corazón, ahí termina todo sacrificio, tiene lugar el empobrecimiento y no se gana nada».

¿Alguna ves he pensado que Dios debe recompensarme o premiarme? ¿Tengo claro que los dones de Dios son sólo gracia y no se pueden merecer? ¿He logrado descubrir que mi amor a Dios es respuesta a Él, que me amó primero?  

Categories: Evangelio diario

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