+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
Mientras iban caminando, alguien le dijo a Jesús: “¡Te seguiré adonde vayas!”
Jesús le respondió: “Los zorros tienen sus cuevas y las aves del cielo sus nidos, pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza”.
Y dijo a otro: “Sígueme”. Él respondió: “Señor, permíteme que vaya primero a enterrar a mi padre”. Pero Jesús le respondió: “Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú ve a anunciar el Reino de Dios”.
Otro le dijo: “Te seguiré, Señor, pero permíteme antes despedirme de los míos”. Jesús le respondió: “El que ha puesto la mano en el arado y mira hacia atrás no sirve para el Reino de Dios”.
Palabra del Señor.
Reflexión
Avanzamos en la semana veintiséis del Tiempo durante el Año. Estamos leyendo el capítulo nueve del Evangelio según San Lucas y en el versículo 51 el evangelista nos ha dado la gran noticia de que Jesús ha iniciado su camino hacia Jerusalén para cumplir el plan de Dios (Pasión, Muerte y Resurrección), plan que cuenta con la firme decisión del Maestro. Lucas, a diferencia de Marcos y Mateo, dedica un total de diez capítulos (¡un tercio de su evangelio!) al viaje de Jesús hacia Jerusalén para mostrar la tensión teológica del viaje: Jesús camina, como el pueblo de Dios, con el horizonte de la Pascua, que cumplirá todas las promesas de Dios en la ciudad santa de Jerusalén. Después de un rechazo en Samaría, San Lucas nos narra las exigencias y condiciones para seguir al Señor. Jesús ha sentido el rechazo tanto en su patria Galilea como también en Samaría, por eso Él se presenta como el solitario que no tiene un lugar propio (Lucas en el texto evangélico jamás muestra a Jesús en alguna casa propia o de sus discípulos). La urgencia de seguir a Jesús es gravísima, por eso hay que dejar de lado cualquier obstáculo que impida seguirlo: los muertos (que son los que han rechazado el reinado de Dios) son insensibles al llamado del Señor y se quedarán “enterrando muertos”. «Los llama “muertos” [comenta San Cirilo de Alejandría] porque todavía no habían creído en Cristo, ni todavía habían podido renacer de nuevo mediante el sagrado bautismo a la vida incorruptible… porque también tienen una mente muerta y no pueden ser contados entre los que poseen la vida en Cristo».
¿Estoy dispuesto (a) a acompañar a Jesús en el anuncio del Reino? ¿Estoy consciente de que siempre es urgente el llamado del Señor? ¿Estoy dispuesto (a) a renunciar a los que me estorba para seguir a Jesús?