+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
Se acercó un hombre a Jesús y le preguntó: “Maestro, ¿qué obras buenas debo hacer para conseguir la Vida eterna?”
Jesús le dijo: “¿Cómo me preguntas acerca de lo que es bueno? Uno solo es el Bueno. Si quieres entrar en la Vida eterna, cumple los Mandamientos”.
“¿Cuáles?”, preguntó el hombre. Jesús le respondió: “No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, honrarás a tu padre y a tu madre, y amarás a tu prójimo como a ti mismo”.
El joven dijo: “Todo esto lo he cumplido: ¿qué me queda por hacer?” “Si quieres ser perfecto, le dijo Jesús, ve, vende todo lo que tienes y dalo a los pobres: así tendrás un tesoro en el cielo.
Después, ven y sígueme”.
Al oír estas palabras, el joven se retiró entristecido, porque poseía muchos bienes.
Palabra del Señor.
Reflexión
Ayer Domingo hemos iniciado la semana número 20 del “Tiempo durante el Año”, también llamado tiempo ordinario, en la cual seguimos en compañía del Evangelio según San Mateo. El evangelista nos presenta hoy el inicio de una catequesis sobre el seguimiento de Cristo y las riquezas, que se compone de tres elementos, primero el episodio del joven rico, segundo una advertencia de Jesús sobre el peligro de las riquezas y, tercero la recompensa prometida, por Jesús, a los discípulos; hoy tenemos la escena del joven rico y mañana leeremos los otros dos elementos. El joven rico se acerca a Jesús con buena intención buscando cómo entrar en la vida eterna y, ante su pregunta, Jesús le responde que debe practicar los mandamientos y le enuncia los de la segunda tabla, es decir los que se refieren al amor al prójimo; además, expresamente el Señor agrega al decálogo el mandamiento de amar al prójimo como a sí mismo que para Jesús no se puede separar del amor a Dios. Al ver que el joven es un devoto practicante, el Maestro le hace una exigencia para que sea perfecto: “vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres y sígueme”; este es un llamado a la radicalidad, un llamado a la santidad (como lo entendió San Francisco de Asís), pero él no es capaz de responder a la llamada por estar apegado a sus muchas riquezas. Este fracaso le sirve a Jesús para llamar la atención sobre el peligro que las riquezas constituyen para seguirlo a Él. Por eso comenta San Juan Crisóstomo: «Pero es muy grande la tiranía de la riqueza, y bien se ve por el hecho de que, [el joven rico] aun siendo en todo lo demás virtuoso, ella sola lo echa todo a perder».
¿Cómo es mi relación con los bienes materiales? ¿Tengo en mi poder cosas que no uso hace un año? ¿Comparto lo que tengo con los necesitados?
