Desde muy pequeños nos enseñas a decir palabras para comunicar lo que está a
nuestro alrededor, hacernos entender, obtener lo que queremos y al inicio es
hasta gracioso como decimos las palabras. Sin embargo, ellas necesitan unirse,
articularse, para formar el diálogo. Sabemos que Jesús es un buen comunicador y
por medio del dialogo va trasformando al otro. Tener la palabra precisa en el
momento exacto ha sido parte de la construcción social del hombre y de la mujer.
El diálogo está constituido por mensajes que intercambiamos con el otro con
alguna finalidad. Siempre y cuando se base en el respeto y la empatía, es un
verdadero diálogo y para serlo precisa de dos capacidades fundamentales: saber
expresarse con seguridad y saber escuchar sin juzgar.María José Urrutia
Asesora Laica Movimiento Juvenil Salesiano
¿Qué te cuesta menos, saber expresarse con seguridad o saber escuchar sin
juzgar?