En la noche estrellada José y María a lomo de su burro, se apresuraban por llegar a Belén. María sentía que su hijo estaba próximo a nacer. Los pastores les indicaban como llegar por el sendero más aprisa. Pero cuando llegaron a Belén, no encontraron posada disponible, sólo un humilde pesebre en un establo junto a los animales. Allí con paja preparó José un lugar para su hijo. Los animales les dieron calor y cuando nació el niño los pastores llegaron a conocerle porque los ángeles les habían avisado que su salvador iba a nacer en un humilde pesebre (Mt 1 18-23).
Luego vinieron los reyes magos desde oriente con preciosos regalos para el nuevo rey que nacía, para ello tuvieron que cruzar el desierto y evitar muchos peligros. En nuestro corazón también nosotros preparemos un pesebre para él, con todos nuestros buenos deseos, nuestras alegrías, esperanzas y humildad. Seguros que él vendrá a habitar en nosotros, en cada corazón deseoso de recibirle. Esta Navidad un niño está naciendo quizá en un humilde hogar de inmigrantes, en él sin duda está Jesús presente.
Félix Soto
Capilla Santa Irene, Parroquia Jesús es el Señor, La Florida
Como familia ¿Cómo vivimos la Navidad?
