+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
Al ver Jesús que la multitud se apretujaba, comenzó a decir:
“Esta es una generación malvada. Pide un signo y no le será dado otro que el de Jonás. Así como Jonás fue un signo para los ninivitas, también el Hijo del hombre lo será para esta generación. El día del Juicio, la Reina del Sur se levantará contra los hombres de esta generación y los condenará, porque ella vino de los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón y aquí hay Alguien que es más que Salomón. El día del Juicio, los hombres de Nínive se levantarán contra esta generación y la condenarán, porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás y aquí hay Alguien que es más que Jonás”.
Palabra del Señor.
Reflexión
Seguimos acompañando a Jesús en su decidido camino hacia Jerusalén según el relato del Evangelio según San Lucas. Después de la intervención de la entusiasta mujer que escuchamos el sábado, Lucas continúa con el tema iniciado anteriormente (ver Lc 11,16), referente al signo espectacular que piden las personas de esta generación malvada; con este fuerte apelativo Jesús se refiere a las gentes que han rechazado su mensaje y, por lo tanto, también han rechazado su persona y, además, tienen el descaro de pedir “un signo que viniera del cielo”. El Maestro de Nazareth dice que sólo les dará el signo de Jonás (ver el Libro de Jonás). Con la referencia a Jonás, Jesús está diciéndole a sus adversarios que el signo es Él mismo y su predicación, ya que eso es lo que se destaca del profeta Jonás, su predicación en la grandiosa y pagana ciudad de Nínive y la posterior conversión de esta. Además de la referencia a Jonás, el Señor agrega el ejemplo de la pagana Reina del Sur (ver el libro 1 Re 10,1-13) que viajó, desde su lejano reino, para escuchar la sabiduría de Salomón, en este caso el signo es la Sabiduría que es el mismo Jesús. En definitiva, ante la petición de sus adversarios de un signo espectacular, el Maestro nazareno les demuestra a los judíos que los paganos (la Reina de Saba y los habitantes de Nínive) abrieron su corazón ante la Sabiduría de Salomón y la predicación de Jonás y ellos no son capaces de reconocer al Hijo de Dios que actúa ante sus ojos.
¿Soy como la Reina de Saba, que admira la sabiduría del Señor? ¿Soy como los habitantes de Nínive, y me convierto con la predicación de Jesús? ¿O soy como los judíos que rechazaron al Maestro de Nazareth?
