Artémides cuando joven se contagió con tuberculosis pero un sacerdote amigo le dijo que le prometía a la Virgen dedicar su vida a ayudar a los hermanos que sufren y cuando sanó cumplió con gusto la promesa. Al tiempo después decía: “Creí, prometí, curé”. Pero esa promesa le exigía renunciar al sacerdocio. Posteriormente realizó estudios de enfermería permitiéndole trabajar en el hospital, pero su corazón abarcaba la ciudad entera. Cuando había necesidad se desplazaba a cualquier hora del día o de la noche, y cuando el tiempo se lo permitía se desplazaba en bicicleta porque podía moverse más rápido. Así, visitó todos los barrios de la periferia. Cuando pedaleaba sobre su bicicleta rezaba y el poco tiempo libre que disponía lo ocupaba estudiando y leyendo libros de ascética. Siempre tuvo presente que todo apostolado es anunciar a Cristo.
Leontina Lazo
Capilla María Auxiliadora, Parroquia San Juan Bosco, Valparaíso
Cuando alguien nos necesita ¿lo hacemos en forma inmediata sin importar si tenemos los medios adecuados para desplazarnos y llegar donde nos llama el Señor a cumplir la misión encomendada?