+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
Un sábado, en que Jesús atravesaba unos sembrados, sus discípulos arrancaban espigas y, frotándolas entre las manos, las comían.
Algunos fariseos les dijeron: “¿Por qué ustedes hacen lo que no está permitido en sábado?”
Jesús les respondió: “¿Ni siquiera han leído lo que hizo David cuando él y sus compañeros tuvieron hambre, cómo entró en la Casa de Dios y, tomando los panes de la ofrenda, que sólo pueden comer los sacerdotes, comió él y dio de comer a sus compañeros?”
Después les dijo: “El Hijo del hombre es dueño del sábado”.
Palabra del Señor.
Reflexión
Iniciamos hoy la presentación que hace el Evangelio según San Lucas de dos controversias acerca del sábado, correspondiendo en esta ocasión la primera de ellas. Un sábado los discípulos sacan espigas con la mano para calmar el hambre y los fariseos los critican porque, según ellos, eso está prohibido en sábado. La verdad es que la Sagrada Escritura permitía arrancar espigas y uvas con la mano para calmar el hambre (ver Dt 23,25-26) y, de que eso esté prohibido en sábado, es idea sólo de los fariseos, tal prohibición no aparece en la Biblia. Frente al cuestionamiento Jesús quiere dejar en claro que Dios es el Dios de la vida, la vida es más importante que las normas, por eso pone el ejemplo del rey David, ejemplo de devoción al Señor, que comió de los panes prohibidos para calmar el hambre, porque la vida y la salud es más importante que las normativas religiosas. Siguiendo esta lógica el sábado se observa y se practica por un precepto religioso de la misma Biblia, pero no puede practicarse a expensa de la salud y la vida, porque esa no es la voluntad de Dios, esta es la diferencia entre lo antiguo, representado por los fariseos, y lo nuevo representado por Jesús, quien se define como Señor del sábado, este señorío le da libertad frente a la Ley, «esta libertad [dice Efrén de Nisibi] era precisamente el remedio para la separación del pecado; remedio propuesto por el verdadero médico para curar los dolores que embragan a los hombres desde los pies hasta la cabeza».
El Señor es el Dios de la vida y nosotros debemos testimoniarlo. ¿Qué hago por los enfermos? ¿Cumplo las normas sanitarias para cuidar mi salud y la de los que me rodean, especialmente los ancianos? ¿Qué hago por los necesitados?