+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
Jesús dijo a sus discípulos esta parábola:
El Reino de los Cielos es como un hombre que, al salir de viaje, llamó a sus servidores y les confió sus bienes. A uno le dio cinco talentos, a otro dos, y uno solo a un tercero, a cada uno según su capacidad; y después partió.
En seguida, el que había recibido cinco talentos fue a negociar con ellos y ganó otros cinco. De la misma manera, el que recibió dos ganó otros dos; pero el que recibió uno solo hizo un pozo y enterró el dinero de su señor.
Después de un largo tiempo, llegó el señor y arregló las cuentas con sus servidores. El que había recibido los cinco talentos se adelantó y le presentó otros cinco. “Señor, le dijo, me has confiado cinco talentos: aquí están los otros cinco que he ganado”. “Está bien, servidor bueno y fiel, le dijo su señor; ya que respondiste fielmente en lo poco, te encargaré de mucho más: entra a participar del gozo de tu señor”.
Llegó luego el que había recibido dos talentos y le dijo: “Señor, me has confiado dos talentos: aquí están los otros dos que he ganado”. “Está bien, servidor bueno y fiel; ya que respondiste fielmente en lo poco, te encargaré de mucho más: entra a participar del gozo de tu señor”.
Llegó luego el que había recibido un solo talento. “Señor, le dijo, sé que eres un hombre exigente: cosechas donde no has sembrado y recoges donde no has esparcido. Por eso tuve miedo y fui a enterrar tu talento: ¡aquí tienes lo tuyo!” Pero el señor le respondió: “Servidor malo y perezoso, si sabías que cosecho donde no he sembrado y recojo donde no he esparcido, tendrías que haber colocado el dinero en el banco, y así, a mi regreso, lo hubiera recuperado con intereses. Quítenle el talento para dárselo al que tiene diez, porque a quien tiene, se le dará y tendrá de más, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene. Echen afuera, a las tinieblas, a este servidor inútil; allí habrá llanto y rechinar de dientes”.
Palabra del Señor.
Reflexión
Hoy es sábado de la semana veintiuno del Tiempo durante el Año y, en este día, terminamos la lectura semicontinua del Evangelio según San Mateo que nos acompañó desde la semana número diez; a partir de la próxima semana iniciamos la lectura del Evangelio según San Lucas. Terminamos leyendo la parábola de los talentos tomada de la Fuente de Dichos de Jesús llamada Q. El talento de plata era una medida o suma de dinero (una moneda se podría decir) equivalente a unos 1000 euros; el hecho de que la suma de dinero llamada talento aparezca asociada a la capacidad de cada uno de los servidores hizo que en las lenguas modernas talento signifique don, aptitud o capacidad. Los tres siervos recibieron talentos de parte de su señor, antes de su partida. Los dos primeros siervos negociaron o invirtieron los talentos y ganaron más; el verbo ganar suele significar, en contexto religioso, ganar conversos para el Reino de Dios. El tercer servidor, a diferencia de los otros dos enterró el talento recibido, esto significa que ocultó la luz recibida del Señor, esto es, una “vivencia” estática y vacía de la fe recibida de Jesús. El retorno del señor de los siervos después de mucho tiempo indica el retraso de la Parusía (segunda venida de Jesús) y el “ajuste de cuentas” en el Juicio final. Los dos primeros servidores reciben el calificativo de fiel que significa digno de confianza, arriesgado y creyente, por eso ellos entran en el Reino; el tercer siervo queda fuera porque, encerrado en sí mismo, sólo tenía miedo de su señor (como dice Job 23,13-17). La parábola promueve un estilo de vida mientras vuelve el Señor: el uso responsable de los bienes recibidos del Señor, conservándolos, renovándolos, actualizándolos, testimoniándolos, transmitiéndolos y fructificándolos en vistas al último día.
¿Cuáles son mis talentos recibidos del Señor? ¿De qué manera hago fructificar mis talentos? ¿Cómo ayudo a que los demás hagan fructificar sus propios talentos?