Un gallo estaba convencido de que era la potencia y belleza de su canto quien hacía despertar al sol cada mañana. Y que si, por desgracia, un día dejase de cantar, el sol ya no saldría. Pero la realidad era muy diferente de aquella que el gallo suponía. Porque un día, agotado, se quedó dormido y descubrió que eran los rayos del sol quienes hacían posible el amanecer y no su canto.
¿Nos pasa como al gallo?
¿creemos que hay cosas que dependen de nosotros? ¿cuándo? ¿por qué?