+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
Jesús dijo a sus apóstoles:
El discípulo no es más que el maestro ni el servidor más que su dueño. Al discípulo le basta ser como su maestro y al servidor como su dueño. Si al dueño de casa lo llamaron Belzebul, ¡cuánto más a los de su casa! No los teman. No hay nada oculto que no deba ser revelado, y nada secreto que no deba ser conocido. Lo que Yo les digo en la oscuridad, repítanlo en pleno día; y lo que escuchen al oído, proclámenlo desde lo alto de las casas.
No teman a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Teman más bien a aquél que puede arrojar el alma y el cuerpo al infierno.
¿Acaso no se vende un par de pájaros por unas monedas? Sin embargo, ni uno solo de ellos cae en tierra, sin el consentimiento del Padre de ustedes. También ustedes tienen contados todos sus cabellos. No teman entonces, porque valen más que muchos pájaros.
Al que me reconozca abiertamente ante los hombres, Yo lo reconoceré ante mi Padre que está en el cielo. Pero Yo renegaré ante mi Padre que está en el cielo de aquél que reniegue de mí ante los hombres.
Palabra del Señor.
Reflexión
Continúa hoy el discurso misionero con las palabras de ánimo que da Jesús a sus discípulos para que sobrelleven la persecución sufrida a causa del Señor, diciéndoles que la misma persecución los acredita como verdaderos discípulos, porque también al Maestro lo persiguieron y desacreditaron. A continuación, el Señor dirige una palabra de consuelo para los discípulos que experimentan angustia y miedo a causa de la persecución y por tres veces usa la expresión no teman, expresión muy usada en el AT para asegurar la ayuda de Dios; esta palabra de consuelo va acompañada de tres motivaciones: la primera, el miedo no debe impedir la proclamación del evangelio, porque el mensaje acabará siendo público ya que Jesús vino revelar lo que estaba oculto y lo mismo deben hacer los discípulos; la segunda, ubica a los discípulos en el horizonte del juicio, aquí lo esencial no es que ellos puedan perder la vida, sino que alguien les quite la vida eterna (cuerpo y alma); la tercera, apela a la confianza inquebrantable que los discípulos han de tener en el Padre Celestial, ya que Dios que se preocupa hasta de los seres más pequeños, como el más insignificante de los pajaritos, como no se va a preocupar de los que anuncian el mensaje de su Hijo Jesús. Terminan estas palabras de Jesús volviendo al tema del juicio, el que se juega por la “confesión de fe”; sobre esto, dice un autor anónimo del siglo V: «cuando la fe del corazón es íntegra, siempre produce la confesión con la boca»; por eso sobre el juicio el Señor dice que quien lo reconozca delante de los hombres, Él lo reconocerá delante del Padre Celeste.
En un momento personal reviso mi vida, reviso mi relación con Dios y con el prójimo, reviso mi actitud como discípula o como discípulo de Jesús, reviso mi nivel confianza en Dios, reviso mi actitud ante los ataques a nuestra fe…