+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan
Algunos de la multitud, que habían oído a Jesús, opinaban: “Éste es verdaderamente el Profeta”. Otros decían: “Éste es el Mesías”. Pero otros preguntaban: “¿Acaso el Mesías vendrá de Galilea? ¿No dice la Escritura que el Mesías vendrá del linaje de David y de Belén, el pueblo de donde era David?” Y por causa de Él, se produjo una división entre la gente. Algunos querían detenerlo, pero nadie puso las manos sobre Él.
Los guardias fueron a ver a los sumos sacerdotes y a los fariseos, y éstos les preguntaron: “¿Por qué no lo trajeron?”
Ellos respondieron: “Nadie habló jamás como este hombre”.
Los fariseos respondieron: “¿También ustedes se dejaron engañar? ¿Acaso alguno de los jefes o de los fariseos ha creído en Él? En cambio, esa gente que no conoce la Ley está maldita”.
Nicodemo, uno de ellos, que había ido antes a ver a Jesús, les dijo: “¿Acaso nuestra Ley permite juzgar a un hombre sin escucharlo antes para saber lo que hizo?”
Le respondieron: “¿Tú también eres galileo? Examina las Escrituras y verás que de Galilea no surge ningún profeta”.
Y cada uno regresó a su casa.
Palabra del Señor.
Reflexión
Llegamos al término de la cuarta semana del tiempo de Cuaresma con un texto evangélico que nos presenta San Juan y que nos muestra como crece el desprecio y rechazo de parte de las autoridades del pueblo de Israel hacia Jesús. Alguna gente del pueblo afirmaba con entusiasmo que Jesús era verdaderamente “el Profeta” o “el Mesías”, pero, a raíz de eso, empieza una discusión sobre si el Mesías debía venir de Belén en la región de Judea o de Nazaret en la región de Galilea; en el revuelo y alboroto de la discusión algunos quisieron detener a Jesús, pero nadie le puso las manos encima. Los guardias fueron a contar a los sumos sacerdotes lo que había pasado y como ellos no lo detuvieron porque “nadie habló jamás como este hombre”, les dijeron, mostrando su asombro. Los fariseos se burlan de los guardias cruelmente (se dejaron engañar, les dicen) y más cruelmente se refieren a los galileos como “gente maldita, que no conoce la Ley”. Entonces reaparece Nicodemo, quien en secreto y de noche había ido a ver a Jesús para hablar con Él movido por sus enseñanzas (Jn 3,1-21), y se atrevió a defender al Señor, asumiendo su condición de discípulo, poniendo un poco de cordura entre sus pares fariseos, sacerdotes y ancianos, pero los otros fariseos le dijeron, burlándose: “¿Tú también eres galileo? … de Galilea no sale ningún profeta”. La cerrazón de las autoridades judías es total y anuncia, desde ya, el momento de la Pasión del Señor y la hostilidad para con los seguidores de Jesús (ver Jn 9,13-34).
¿Reconozco a Jesús como “el Profeta” y “el Mesías”? ¿Qué pienso o siento cuando los guardias dicen que nadie ha hablado como Jesús? ¿Estoy dispuesto (a) a defender a Jesús?