+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos
Pedro le dijo a Jesús: “Tú sabes que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido”.
Jesús respondió: “Les aseguro que el que haya dejado casa, hermanos y hermanas, madre y padre, hijos o campos por mí y por la Buena Noticia, desde ahora, en este mundo, recibirá el ciento por uno en casas, hermanos y hermanas, madres, hijos y campos, en medio de las persecuciones; y en el mundo futuro recibirá la Vida eterna.
Muchos de los primeros serán los últimos y los últimos serán los primeros”.
Palabra del Señor.
Reflexión
Terminamos hoy la primera parte del Tiempo durante el Año (antes llamado Tiempo Ordinario) y, también en este día, terminamos la lectura de la segunda instrucción de Jesús a sus discípulos (as) mientras viajan a Jerusalén. Esta segunda instrucción, que se inició con el segundo anuncio de la pasión, ha tratado del Reino de Dios y de las exigencias para entrar en él; de las exigencias presentadas la última es el abandono de las riquezas por parte del discípulo (a) para anunciar el Reino y depender sólo de Dios. Después del fracaso del “hombre rico” el Señor advierte con el dicho del camello y la aguja y luego enseña a los suyos que, para alcanzar la salvación, no sólo basta abandonar las riquezas, sino que hay que también confiar en Dios como único medio de salvación. Ante esto Pedro, en nombre de todos los discípulos (as) contrapone la actitud de ellos (“lo hemos dejado todo y te hemos seguido”) frente al fracaso del hombre rico; detrás la afirmación de Pedro está la pregunta por la recompensa que le cabe a aquellos que han aceptado el desafío del discipulado. Jesús responde no sólo con una promesa para el fin de los tiempos sino también para el presente; para el éschaton (el mundo futuro) el Maestro promete a los discípulos (as) la Vida Eterna y para el tiempo presente les promete un enriquecimiento en relaciones dadas por el compañerismo social y religioso que se cultiva en la vida de la comunidad cristiana. El dicho final (“los últimos serán los primeros”) indica que la recompensa prometida por Jesús a los discípulos sobrepasa cualquiera de sus sacrificios, ya sean presentes o futuros.
¿He hecho algún sacrificio por Jesús y su Evangelio? ¿He experimentado la recompensa presente, en la comunidad cristiana? ¿Cómo espero la recompensa futura prometida por Jesús?