+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:
«¿Qué les parece? Un hombre tenía dos hijos y, dirigiéndose al primero, le dijo: «Hijo, quiero que hoy vayas a trabajar a mi viña.» El respondió: «No quiero.» Pero después se arrepintió y fue.
Dirigiéndose al segundo, le dijo lo mismo y este le respondió: «Voy, Señor», pero no fue. ¿Cuál de los dos cumplió la voluntad de su padre?»
«El primero», le respondieron.
Jesús les dijo: «Les aseguro que los publicanos y las prostitutas llegan antes que ustedes al Reino de Dios.
En efecto, Juan vino a ustedes por el camino de la justicia y no creyeron en él; en cambio, los publicanos y las prostitutas creyeron en él. Pero ustedes, ni siquiera al ver este ejemplo, se han arrepentido ni han creído en él».
Palabra del Señor.
Reflexión
La liturgia de este tercer martes del tiempo de adviento nos trae la parábola de los dos hijos, presentada por San Mateo junto a otras dos parábolas (los viñadores asesinos y los invitados a la boda) para describir el rechazo sufrido por Jesús de parte de Israel y la aceptación que ha tenido de parte de los pecadores, paganos y marginados. Son tres parábolas de juicio contra los sacerdotes del Templo y los Ancianos de Jerusalén y establecen que ellos son culpables al no convertirse; la parábola que leemos hoy proviene de Mateo y las otras dos una de Marcos y la otra del Documento Q. En la parábola de los dos hijos, los oyentes de Jesús, ante la pregunta ¿Qué les parece?, probablemente hubieran valorado al segundo hijo, como el que actuó bien, pues respondió respetuosamente a su Padre (no como el primer hijo) y guardó las apariencias; pero Jesús ahonda en la pregunta cuestionando cuál de los dos hijos cumplió la voluntad del padre y, entonces desde esta perspectiva, la respuesta cambia, es el primer hijo el que cumplió la voluntad de su padre. Con la parábola el Señor enseña que lo importante no es quien se comporta bien ante Dios, sino quien cumple su voluntad. Los fariseos, sacerdotes y ancianos de Israel dijeron “sí” a Dios al aceptar la Ley de Moisés, ellos son irreprochables del punto de vista externo, pero no han cumplido la voluntad de Dios, y la prueba está en que no aceptaron la llamada de Juan Bautista a la conversión; sin embargo los marginados, los pecadores, las prostitutas, los publicanos al principio dijeron “no” a Dios, negándose a vivir según sus mandamientos, pero ahora han acogido el llamado de Juan y, convirtiéndose, han cumplido la voluntad del Padre Celeste.
¿Cómo es mi relación personal con Dios? ¿Acojo el llamado a la conversión de Juan Bautista? ¿Con cuál de los dos hijos me identifico más?