+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
Jesús vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado a la mesa de recaudación de impuestos, y le dijo: “Sígueme”. Él se levantó y lo siguió.
Mientras Jesús estaba comiendo en la casa, acudieron muchos publicanos y pecadores, y se sentaron a comer con Él y sus discípulos. Al ver esto, los fariseos dijeron a los discípulos: “¿Por qué su Maestro come con publicanos y pecadores?”
Jesús, que había oído, respondió: “No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos. Vayan y aprendan qué significa: «Yo quiero misericordia y no sacrificios». Porque Yo no he venido a llamar a justos, sino a pecadores”.
Palabra del Señor.
Reflexión
En el día de hoy corresponde la celebración de la Fiesta del apóstol San Mateo, por eso el evangelio está tomado de la narración de su vocación. Este texto se puede dividir en dos partes, la primera es la vocación de Mateo en el versículo 9 y la segunda es la cena con pecadores en los versículos 10 al 13. Primero, la vocación de Mateo; el evangelista ya había narrado, anteriormente, el llamado de Jesús a otros discípulos, pero en esta ocasión lo sorprendente del relato es que llame a un publicano (o cobrador de impuestos), considerando que estos eran despreciados por los judíos, ya que eran vistos como traidores y ladrones por dedicarse a cobrar impuestos para Roma (con todas las ganancias que obtenían por ello); pero el Señor no viene a juzgar, sino que, como comenta San Beda el Venerable: “mirándolo con misericordia lo eligió” (= miserando atque eligendo). Segundo la cena con pecadores; este relato es un apotegma (breve relato centrado en un dicho) que resalta los tres dichos finales. Después de la llamada a Mateo, el Maestro se sienta a la mesa a comer con pecadores y publicanos provocando la ira de los fariseos que cuestionan a los discípulos por la conducta de su Señor; entonces Jesús les responde, primero con un proverbio común: “no son los sanos los que necesitan médico” (Jesús es el médico del alma), segundo, con la cita de Oseas 6,6: “yo quiero misericordia y no sacrificios”, la cual es una fuerte crítica profética al “culto vacío”, ¿de qué sirve amar a Dios sino se practica la misericordia?, ya que como dijo el Papa Francisco: “el nombre de nuestro Dios es Misericordia” y tercero, con la frase: “no vine a llamar a los justos…” que describe el ministerio de Jesús.
¿En qué momentos he sentido la mirada misericordiosa de Jesús? ¿Me siento perdonado (a) por el Señor? ¿He aprendido a ser misericordioso (a)?