+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
Jesús dijo a la multitud y a sus discípulos:
Los escribas y fariseos ocupan la cátedra de Moisés; ustedes hagan y cumplan todo lo que ellos les digan, pero no se guíen por sus obras, porque no hacen lo que dicen. Atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los demás, mientras que ellos no quieren moverlas ni siquiera con el dedo.
Todo lo hacen para que los vean: agrandan las filacterias y alargan los flecos de sus mantos; les gusta ocupar los primeros puestos en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, ser saludados en las plazas y oírse llamar «mi maestro» por la gente.
En cuanto a ustedes, no se hagan llamar «maestro», porque no tienen más que un Maestro y todos ustedes son hermanos. A nadie en el mundo llamen «padre», porque no tienen sino uno, el Padre celestial. No se dejen llamar tampoco «doctores», porque sólo tienen un Doctor, que es el Mesías.
El mayor entre ustedes será el que los sirve, porque el que se eleva será humillado, y el que se humilla será elevado.
Palabra del Señor.
Reflexión
El capítulo 23 de San Mateo es como una bisagra cuya función es concluir la serie de parábolas de juicio y las controversias de Jesús con los dirigentes judíos e introducir el discurso escatológico; además este texto nos ayuda a comprender el trasfondo de la crucifixión de Jesús y la polémica de la comunidad cristiana con la academia rabínica de Yamnia. Mateo nos ha mostrado como Jesús ha experimentado el rechazo de parte de su pueblo, en general y de los dirigentes religiosos, en particular; por eso en el texto de hoy se nos presenta una introducción a un extenso discurso de condena para con esos líderes del pueblo judío, empezando hoy, por los fariseos y escribas que se declaraban sucesores de Moisés. Jesús advierte a sus discípulos que no sean como ellos, que hagan lo que dicen, pero no lo que hacen (no eran coherentes con lo que enseñaban), ya que ellos buscan lo primeros puestos y Jesús dice siéntate en el último lugar (ver Lc 14,7-11), ellos colocan cargas pesadas y Jesús tiene un yugo suave y ligero (ver Mt 11,28-30), ellos hacen cosas para que los vea y alaben y Jesús dice que ores en tu pieza y que tu mano derecha no sepa lo que hace tu otra mano (ver Mt 6,1.5.16). Luego continúa el Señor con su enseñanza, diciendo que no deben importar los títulos, cargos o puestos entre los cristianos, como si importaban en el ambiente judío. Para Jesús todos los discípulos y discípulas son hermanos y por lo tanto no debe primar el afán de querer ser más que los demás, sólo Él es el Señor y todos los demás deben ser discípulos por igual; la búsqueda de poder de honores, de dignidades, de reconocimiento, de aplausos, destruye el mensaje evangélico del Maestro.
¿He tenido, alguna vez, una actitud parecida a la de los fariseos? ¿Soy sencillo(a) y humilde de corazón o busco los aplausos de los demás? ¿Creo que todo lo bueno que soy viene del Señor y sólo de Él?