Dios tiene un sueño para mí. Y, en lo más hondo de mí mismo/a, quizás siento que ese sueño es capaz de hacerme profundamente feliz…
¿Cuál es ese sueño que Dios tiene para ti?
Pienso en mi casa, conmigo mismo/a, con mis amigos/as… ¿cómo va tocando toda mi vida ese sueño del amor de Dios para mí? ¿Qué regalos, qué llamadas me hace?
Ese «sueño de Dios» no es algo que tengo que conseguir con mi propio esfuerzo y construir solo/a. Es, antes que nada, DON, REGALO inmerecido. ¡Puedo gozarme y alegrarme por lo que Dios me quiere dar!! Es la experiencia de la Virgen María, cuando se llena de alegría por el amor y la ternura de Dios para ella y su pueblo.
¿Percibo, que hoy he ido haciendo realidad ese sueño, como lo que vivo?