Escuchemos un texto del Evangelio de Lucas “No hay árbol sano que dé fruto podrido, ni árbol podrido que dé fruto sano. Por los frutos distinguís cada árbol. No se cosechan higos de las zarzas ni se vendimian uvas de los espinos. El hombre bueno saca cosas buenas de su tesoro interior bueno; el malo saca lo malo de su tesoro malo, porque de lo que rebosa el corazón habla la boca”.
Palabra del Señor.
¿Qué te dice el Señor en este día que concluye?
Las palabras de Jesús nos recuerdan que nuestra vida requiere una transformación interior, el tipo de transformación que él ofrece cuando sus palabras continúan hablándonos hoy. Un árbol puede gozar todo tipo de condiciones ideales: lluvias moderadas, mucha luz de sol y buenas temperaturas. Pero si no se alimenta de los ricos nutrientes del suelo, no dará fruto. Debemos preocuparnos de alimentar nuestra buena de cosas buenas, para así poder dar frutos buenos…
y Tú, ¿Cómo describirías el fruto que produce tu vida en este momento?