+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan
Después de haber lavado los pies a los discípulos, Jesús les dijo:
«Les aseguro que el servidor no es más grande que su señor, ni el enviado más grande que el que lo envía. Ustedes serán felices si, sabiendo estas cosas, las practican.
No lo digo por todos ustedes; yo conozco a los que he elegido. Pero es necesario que se cumpla la Escritura que dice: El que comparte mi pan se volvió contra mí.
Les digo esto desde ahora, antes que suceda, para que cuando suceda, crean que Yo Soy. Les aseguro que el que reciba al que yo envíe, me recibe a mí, y el que me recibe, recibe al que me envió».
Palabra del Señor.
Reflexión
Hoy celebramos el jueves de la cuarta semana de Pascua de un total de siete. Este tiempo pascual es el tempo de la Resurrección y también el tiempo del Espíritu Santo, con cuya Solemnidad termina (Pentecostés). El Leccionario ferial nos presenta hoy un breve texto del capítulo 13 de San Juan, capítulo con el cual se inicia la segunda parte del Evangelio llamada Libro de la Gloria. Desde este capítulo hasta el capítulo 18 tenemos el “preámbulo” de la narración de la pasión, muerte y resurrección de Cristo y en el cual se nos narra la “Última Cena”, incluyendo el largo Último Discurso de Jesús. Estos versículos de hoy, que nos hablan de la relación estrecha entre los discípulos y el Señor, están ubicados entre el lavado de los pies a Pedro y el anuncio de la traición de Judas. Jesús enseña a los suyos que tienen que ser como Él, esto es, el servidor como el Señor, el enviado como el que lo envía; así el discípulo será otro Cristo que con su actuar testimoniará la presencia del mismo Jesús, de esta manera las personas descubrirán a Jesús y encontrando a Jesús descubrirán al Padre Dios. La felicidad del discípulo, la felicidad de la discípula consiste en poner en práctica el ejemplo de Jesús, lavar los pies es servir a los demás, servir con alegría. Sólo el testimonio fiel, convincente y alegre de los discípulos puede mostrar al mundo que, en la persona de Jesús, en su enseñanza, en su cercanía a los pobres, en su misericordia para con los pecadores, en su promesa de felicidad, en su fidelidad a su Padre, en su pasión, en su muerte y en su resurrección está la Palabra definitiva de Dios para el mundo.
¿Siento que pertenezco a Cristo? ¿Siento que no puedo callar el encuentro salvador que he experimentado con el Señor? ¿Me siento enviado (a) por Jesús?
