+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan
Había entre los fariseos un hombre llamado Nicodemo, que era uno de los notables entre los judíos. Fue de noche a ver a Jesús y le dijo: “Maestro, sabemos que Tú has venido de parte de Dios para enseñar, porque nadie puede realizar los signos que Tú haces, si Dios no está con Él”.
Jesús le respondió:
“Te aseguro que el que no renace de lo alto no puede ver el Reino de Dios”.
Nicodemo le preguntó: “¿Cómo un hombre puede nacer cuando ya es viejo? ¿Acaso puede entrar por segunda vez en el vientre de su madre y volver a nacer?”
Jesús le respondió:
“Te aseguro que el que no nace del agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios. Lo que nace de la carne es carne, lo que nace del Espíritu es espíritu. No te extrañes de que te haya dicho: “Ustedes tienen que renacer de lo alto”. El viento sopla donde quiere: tú oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Lo mismo sucede con todo el que ha nacido del Espíritu”.
Palabra del Señor.
Reflexión
Estamos ya en la segunda semana del Tiempo de Pascua y, a partir de hoy como es tradicional nos acompaña el evangelista San Juan. Partimos en el capítulo tres, previo a esto Juan ha dado inicio al Libro de los Signos narrando el milagro de Las bodas de Caná y la Purificación del Templo. En el texto de hoy el evangelista nos presenta la primera parte del encuentro y diálogo de Jesús con Nicodemo, este último es un fariseo de los importantes del ámbito judío, es un hombre docto que ha escuchado a Jesús y más aún también lo ha visto actuar; Nicodemo reconoce a Jesús como el enviado de Dios (“sabemos que tú has venido de parte de Dios”) y está dispuesto a seguirlo, desea ser discípulo del Señor, pero no se atreve por miedo a los judíos, Nicodemo es un cristiano en proceso inicial de conversión, por eso va “ de noche” a ver Jesús, no quiere que los judíos lo vean conversando con el Maestro, aún no está dispuesto a testimoniar al Señor (más adelante lo estará). Jesús le dice que no basta con reconocerlo como enviado de Dios, Nicodemo tiene que nacer de nuevo por el agua del bautismo, dejarse empapar por la fuerza del Espíritu Santo, que está siempre presente igual que el viento, dejarse transformar por el Espíritu es la única forma de ser verdadero cristiano y alcanzar la salvación y el Reino de Dios.
¿Soy como Nicodemo, no quiero que se sepa que soy cristiano(a)? ¿Qué obras del Señor fortalecen mi fe? ¿Qué significa en mi vida personal “nacer de nuevo”?