+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
Después de la multiplicación de los panes, Jesús obligó a los discípulos que subieran a la barca y pasaran antes que él a la otra orilla, mientras él despedía a la multitud. Después, subió a la montaña para orar a solas. Y al atardecer, todavía estaba allí, solo.
La barca ya estaba muy lejos de la costa, sacudida por las olas, porque tenían viento en contra. A la madrugada, Jesús fue hacia ellos, caminando sobre el mar. Los discípulos, al verlo caminar sobre el mar, se asustaron. “Es un fantasma”, dijeron, y llenos de temor se pusieron a gritar.
Pero Jesús les dijo: “Tranquilícense, soy Yo; no teman”.
Entonces Pedro le respondió: “Señor, si eres Tú, mándame ir a tu encuentro sobre el agua”.
“Ven”, le dijo Jesús. Y Pedro, bajando de la barca, comenzó a caminar sobre el agua en dirección a Él. Pero, al ver la violencia del viento, tuvo miedo, y como empezaba a hundirse, gritó: “Señor, sálvame”. Enseguida, Jesús le tendió la mano y lo sostuvo, mientras le decía: “Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?” En cuanto subieron a la barca, el viento se calmó. Los que estaban en ella se postraron ante Él, diciendo: “Verdaderamente, Tú eres el Hijo de Dios”.
Al llegar a la otra orilla, fueron a Genesaret. Cuando la gente del lugar lo reconoció, difundió la noticia por los alrededores, y le llevaban a todos los enfermos, rogándole que los dejara tocar tan sólo los flecos de su manto, y todos los que lo tocaron quedaron sanados.
Palabra del Señor.
Reflexión
Estamos ya en la semana dieciocho del Tiempo durante el Año, de un total de 34 semanas. Seguimos avanzando en la lectura semicontinua del Evangelio según San Mateo. Después del milagro de la multiplicación de los panes, leído ayer Domingo hoy San Mateo nos presenta el milagro de Jesús caminando sobre el agua. Terminada la gran comida Jesús manda a sus discípulos que crucen el mar a la otra orilla mientras Él se despide de la multitud. Entonces el Señor se retira a solas para orar; podemos imaginar el diálogo confiado de Jesús con su Padre Celestial sobre su misión, sobre la Gran Comida recién celebrada, sobre sus discípulos, sobre sus oponentes, etc. Lo cierto es que Jesús se daba constantemente momentos de oración en solitario y también lo recomendó a sus discípulos. Después de esto Jesús va caminando sobre el mar de Galilea al encuentro de los suyos en la noche. Cabe recordar que el AT nos enseña que sólo Dios puede caminar sobre las aguas (Job 8,8; Job 38,16; Is 43,16) y que Él promete “si cruzas por las aguas yo estaré contigo” (Is 43,2a). Sabiendo esto podemos ver el significado profundo de este hecho, Jesús muestra nuevamente su poder sobre el viento y el mar como cuando calmó la tempestead (Mt 8, 23-27) revelándose así, como el Hijo de Dios, incluso usando el Nombre de Dios: Yo soy cuando los apóstoles lo miran como un fantasma. Ante esta revelación vemos la fe de Pedro que se lanza al mar, pero duda y la fe de la gente de Genezaret que permite que Jesús haga muchos milagros.
¿En qué situaciones me sentido como hundido gritando a Jesús: ¡Señor, sálvame!? ¿Creo que Jesús es verdadero Dios y verdadero hombre? En medio de esta Pandemia ¿cómo está mi fe?