+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan
Dijo Jesús:
Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en Él no muera, sino que tenga Vida eterna.
Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él. El que cree en Él no es condenado, el que no cree ya está condenado, porque no ha creído en el Nombre del Hijo único de Dios.
En esto consiste el juicio: la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron las tinieblas a la luz, porque sus obras eran malas.
Todo el que obra mal odia la luz y no se acerca a ella, por temor de que sus obras sean descubiertas.
En cambio, el que obra conforme a la verdad se acerca a la luz, para que se ponga de manifiesto que sus obras han sido hechas en Dios.
Palabra del Señor.
Reflexión
El amor es mucho más que sentimiento: abarca la entera realidad, todas sus dimensiones… El amor es una voluntad, una decisión, una entrega que comporta renuncias y sufrimientos. Hoy, el texto del evangelio, es una profunda reflexión del evangelista sobre el amor manifestado de Dios. Sin embargo, hoy, este testimonio de amor, resulta para algunos, no tan decidor o creíble, pero hoy se nos dice con fuerza: “Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único”. El inmenso amor de Dios al mundo, un amor extremo y exagerado, le ha costado el desgarro de la entrega de su Hijo, una entrega total y dolorosa, hasta la muerte. ¿Cuántas veces el amor fracasa porque somos avaros y cicateros y no estamos dispuestos a pagar su precio?. En la Resurrección, descubrimos un amor verdadero, que triunfa sobre el egoísmo, porque se ha entregado del todo, asumiendo el precio que esa entrega comporta. Vivir en este mundo afectado por el COVID-19, significa para todos nosotros, una oportunidad para vivir creyendo que, pese a todas las apariencias, el amor vence.
Dios ama al mundo, nos ama a cada uno de nosotros, me ama a mí. Este es el mensaje completo de Jesús, expresado en sus palabras y hecho cuerpo, directa o indirectamente, a lo largo de toda su vida. Si amamos a Dios, no es posible no anunciarlo, no compartir el amor con el que tanto amó Dios al mundo… ¿Cómo lo estás anunciando hoy en medio de esta Pandemia?
