+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan
Jesús dijo a Nicodemo:
“Ustedes tienen que renacer de lo alto. El viento sopla donde quiere: tú oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Lo mismo sucede con todo el que ha nacido del Espíritu”.
“¿Cómo es posible todo esto?”, le volvió a preguntar Nicodemo.
Jesús le respondió: “¿Tú, que eres maestro en Israel, no sabes estas cosas?
Te aseguro que nosotros hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto, pero ustedes no aceptan nuestro testimonio. Si no creen cuando les hablo de las cosas de la tierra, ¿cómo creerán cuando les hable de las cosas del cielo? Nadie ha subido al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre que está en el cielo.
De la misma manera que Moisés levantó en alto la serpiente en el desierto, también es necesario que el Hijo del hombre sea levantado en alto, para que todos los que creen en Él tengan Vida eterna”.
Palabra del Señor.
Reflexión
Hoy san Juan nos sigue compartiendo la conversación de Jesús con Nicodemo y a través de ella somos invitados a creer por nuestra fe en Cristo, y con ello a nacer de lo alto. El diálogo es sorprendente. Nicodemo, un hombre conocedor de la Ley, se atreve a indagar a Jesús, que no exhibe ningún título de maestro. Su pasión por la búsqueda de la verdad lo lleva a preguntar lo que le inquieta y lo que grita su corazón. En la conversación, Jesús dice a Nicodemo y nos dice hoy a nosotros, que la única manera de entender las cosas de Dios es ¡nacer de nuevo! Pero, hay veces que somos como Nicodemo: aceptamos solamente aquello que concuerda con nuestras viejas ideas; nos cuesta dejarnos sorprender por los hechos, impidiéndonos decir: «¡Nací de nuevo!». Por eso las palabra de Jesús a Nicodemo, son también palabras para cada uno de nosotros hoy. Para Jesús, si una persona cree sólo cuando las cosas concuerdan con sus propios argumentos e ideales, su fe todavía no es perfecta. Necesita dejar de lado sus propios argumentos y entregarse, porque cree en Aquel que dio testimonio. Dejemos en estos días de Pascua, que el Espíritu Santo nos instruya y nos empape de su sabiduría. Que él nos haga verdaderamente «nacer de lo alto».
A la luz del Evangelio podemos mirar hoy nuestra experiencia: ¿Has tenido alguna vez una experiencia que te dio la sensación de nacer de nuevo? ¿Como fue? ¿Estás dispuesto/a a dar este paso hoy?