+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan
Jesús dijo a sus discípulos:
Les aseguro que si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto.
El que tiene apego a su vida la perderá; y el que no está apegado a su vida en este mundo, la conservará para la Vida eterna.
El que quiera servirme que me siga, y donde Yo esté, estará también mi servidor.
El que quiera servirme, será honrado por mi Padre.
Palabra del Señor.
Reflexión
Hoy, el Evangelio contiene palabras solemnes y cruciales sobre el modo en que la misión de Jesús y de sus discípulos “produce mucho fruto”, nos presenta una breve parábola para transmitirnos el profundo significado de su pasión: la donación de su vida, característica crucial de su mesianismo. Solo disfrutamos de vida si la entregamos. El que reserva la vida para sí, la pierde, el que la entrega por amor, la gana. Se trata de vivir el amor, la entrega a Dios y a los demás. Esta es la enseñanza que nos deja la historia de la semilla que hoy nos corresponde meditar: morir para multiplicarse; su función es hacer un servicio a la vida. En la vida de Jesús, amar es servir y servir es perderse en la vida de los demás, morir a sí mismo para dar vida. Eso es también lo que nos recuerda el testimonio de San Lorenzo.
¿Es tu vida expresión de la donación de ti mismo? ¿Eres una semilla de amor que produce amor? ¿Eres consciente de que para ser semilla de alegría, la alegría de los trigales, es necesario el momento de la siembra?