+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
Jesús dijo a sus discípulos:
Les aseguro que si la justicia de ustedes no es superior a la de los escribas y fariseos, no entrarán en el Reino de los Cielos.
Ustedes han oído que se dijo a los antepasados: No matarás, y el que mata debe ser llevado ante el tribunal. Pero Yo les digo que todo aquel que se enoja contra su hermano merece ser condenado por un tribunal. Y todo aquel que lo insulta merece ser castigado por el Tribunal. Y el que lo maldice merece el infierno.
Por lo tanto, si al presentar tu ofrenda en el altar, te acuerdas de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda ante el altar, ve a reconciliarte con tu hermano, y sólo entonces vuelve a presentar tu ofrenda.
Trata de llegar en seguida a un acuerdo con tu adversario, mientras vas caminando con él, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al guardia, y te pongan preso. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo.
Palabra del Señor.
Reflexión
Hoy, Jesús nos invita a ir más allá de lo que puede vivir cualquier mero cumplidor de la ley. Aún, sin caer en la concreción de malas acciones, muchas veces la costumbre endurece el deseo de la búsqueda de la santidad, amoldándonos a la rutina del comportarse bien, y nada más. San Juan Bosco solía repetir: «Lo bueno, es enemigo de lo óptimo». Allí es donde nos llega la Palabra del Maestro, que nos invita a hacer cosas “mayores”, cosas que parten de una actitud distinta. Cosas mayores que, paradójicamente, pasan por las menores, por las más pequeñas… Enojarse, menospreciar y renegar del hermano no son adecuadas para el discípulo del Reino. Hoy la actitud de Jesús ante la ley es, al mismo tiempo, de ruptura y de continuidad. Rompe con las interpretaciones erradas, pero mantienen firme el objetivo que la ley quiere alcanzar: la práctica de justicia mayor es el Amor. De este modo, no hay ofrenda que sirva cuando «te acuerdas que un hermano tuyo tiene algo contra ti». Por eso, importa arreglar cualquier pleito, porque de lo contrario la invalidez de la ofrenda se volverá contra ti.
¡Hoy son muchas las personas que gritan «Justicia!» ¿Qué sentido tiene para mí la justicia evangélica? ¿De qué modo se expresa en mi vida cotidiana?