+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
Jesús dijo a sus discípulos:
No son los que me dicen: “Señor, Señor”, los que entrarán en el Reino de los Cielos, sino los que cumplen la voluntad de mi Padre que está en el cielo.
Así, todo el que escucha las palabras que acabo de decir y las pone en práctica, puede compararse a un hombre sensato que edificó su casa sobre roca. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa; pero ésta no se derrumbó, porque estaba construida sobre roca.
Al contrario, el que escucha mis palabras y no las practica, puede compararse a un hombre insensato, que edificó su casa sobre arena. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa: ésta se derrumbó, y su ruina fue grande.
Palabra del Señor.
Reflexión
En el texto del evangelio de hoy, se nos presenta cuál debe ser el comportamiento de los que quieren entrar en el Reino de los Cielos… Es toda una invitación a ser íntegros, coherentes si tomamos la decisión de ser cristianos. Toda relación que se preste sana, ha de empezar a construirse sobre cimientos sólidos. Aquellas que emprendemos con nosotros mismos, con Dios y con los demás, necesita de una casa construida sobre la solidez de buenos cimientos. Así, quien escucha y practica la palabra construye la casa sobre roca. La solidez no viene de la casa en sí, sino del terreno, de la roca. ¿Qué significa la roca? Construir sobre roca, como dice Jesús en el Evangelio identifica a la persona prudente. Y la prudencia se basa en la escucha, por un lado, y en la obediencia por otro. La obediencia debida a Dios para cumplir su voluntad, la obediencia debida a los hermanos para comprender sus necesidades, y la obediencia debida a nosotros mismos para comprender qué es lo que nos sucede. Por eso, en este tiempo de Adviento, estamos llamados a ir construyendo una sólida esperanza… porque lo importante no es decir unas bonitas palabras sobre Dios, sino hacer la voluntad del Padre y ser una revelación de su amor y de su presencia en el mundo.
Mirando el evangelio, ¿Soy de los que dicen “Señor, Señor”, o de los que ponen en práctica la palabra?