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Lucas 4, 31-37: Sé quién eres: el Santo de Dios.

4 de Setiembre 2018     Freddy Araya    
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+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
Jesús bajó a Cafarnaúm, ciudad de Galilea, y enseñaba los sábados. Y todos estaban asombrados de su enseñanza, porque hablaba con autoridad.
En la sinagoga había un hombre que estaba poseído por el espíritu de un demonio impuro; y comenzó a gritar con fuerza: “¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido para acabar con nosotros? Ya sé quién eres: el Santo de Dios”.
Pero Jesús lo increpó, diciendo: “Cállate y sal de este hombre”. El demonio salió de él, arrojándolo al suelo en medio de todos, sin hacerle ningún daño. El temor se apoderó de todos, y se decían unos a otros: “¿Qué tiene su palabra? ¡Manda con autoridad y poder a los espíritus impuros, y ellos salen!”
Y su fama se extendía por todas partes en aquella región.
Palabra del Señor.

Reflexión

En el evangelio de hoy, vamos a ver cómo la gente siente admiración por la manera en que Jesús enseña y cómo obra con autoridad al sanar a un hombre poseído por un demonio impuro. Él se impone sobre las fuerzas del mal, que quieren dominar al hombre. Él ejerce el señorío que devuelve a cada cual su dignidad. Jesús enseñaba a la gente, y es increpado por un hombre endemoniado, el cual le pregunta: ¿qué quieres de nosotros Jesús Nazareno? …Sabemos quién eres: El Santo de Dios. Esta pregunta “Qué quieres de nosotros” la podemos comprender desde la acogida o desde el rechazo. Desde la acogida supone una apertura a las enseñanzas del Maestro, una acogida a Dios, un dejar sembrar en nosotros los valores del reino de Dios. Pero también está la versión del rechazo. El endemoniado sentía miedo, y por eso le pregunta a Jesús: “¿Has venido acabar con nosotros?”. Un endemoniado es una persona poseída por el rechazo a Dios, descentrada, sin un horizonte claro, enferma, no hace uso de la palabra desde la razón, sino que vuelca su ira sobre lo que pronuncia, por eso grita. Grita ante lo que considera un peligro: un hombre de Dios. En nosotros, existe esta misma posibilidad de comprender a Dios. Podemos hacerle la pregunta sobre qué quiere de nosotros de ambas versiones, desde la apertura o desde la cerrazón y el miedo.

Que a la luz del Evangelio seamos capaces de reconocer al Señor, de reconocer su actuar en medio nuestro. Que nos abramos a su acción.

Categories: Evangelio diario

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